“decir que me da igual que haya 200 muertos y 1500 heridos con tal de llegar yo al poder es el mayor insulto que he recibido en mis 23 años de ejercicio de la política. Mas que los calificativos de traidor, siniestro, bandido, lacayo de la oposición y caradura"
Gallardón es el máximo exponente de la corriente de pensamiento que defiende la idea de que en política se está para gobernar en lugar de para defender unas ideas. Corriente de pensamiento que se refleja en la querencia al "centro" y que no es más que renunciar a los principios para que te voten en lugar de convencer para que te voten.
Por eso Gallardón quería enterrar el asunto del 11M. Evidentemente no le daba igual que hubieran matado a 200 personas... a nadie con un poquito de corazón le puede dar igual algo así. Pero lo que sí es cierto es que Gallardón defendía que el asunto 11M era una batalla que políticamente no era rentable dar y que, dado el cariz mediático inicial que los acontecimientos tomaron así como la idea que el españolito medio se forjó esos días (con el consiguiente anclaje psicológico) acerca de los atentados, entrar en esa batalla sería políticamente muy costoso y que aunque al final se descubriera (es un suponer) que el propio ZP puso las bombas en los trenes políticamente el asunto era una ruina.
Y eso es tan cierto como que Gallardón es un traidor, un bandido y un caradura y que la forma genial de expresarlo que FJL empleó es esa, la única forma de expresarlo que hace que esa idea la pueda captar hasta el más cateto palillero de esta España cazurra, resumiendo: "a Gallardón le da igual cualquier cosa con tal de llegar al poder".
Y ahora, a Rajoy también le da igual. Ahora Rajoy es otro político 2.0... como Aído.