miércoles, 12 de mayo de 2010

Sensación agridulce

Hoy Zapatero ha anunciado un ligero recorte del gasto público para intentar reducir el déficit público. Por un lado quiero felicitarle por dar el paso de romper tabúes y dejar atrás la demagogia de "lo social", aunque haya sido empujado por las circustancias. Por otro, animarle a que le coja el gusto y "de perdidos al río".
No estoy de acuerdo con Rajoy cuando dice que es el mayor recorte de derechos de la democracia ya que se ha limitado a una pequeña reducción al gasto en salarios, recortes en inversión pública, una pequeña racionalización del gasto en la ley de dependencia y una pequeñísima en el gasto farmacéutico, la eliminación de un lujo de país rico como el cheque-bebé, la congelación durante un año de algunas pensiones y la reducción de 600 "míseros" millones de ayuda externa y de solo 1.200 en transferencias a las voraces administraciones autonómicas y locales. Es cierto que hay otras partidas donde reducir, y mucho, pero por algún sitio hay que empezar y nunca empezaremos si nos ponemos a discutir dónde hay que recortar primero. El discurso que hoy ha hecho Rajoy me ha parecido tremendamente desacertado en el fondo y es que considero que hoy sí era un día para ser blando y pasarle un poco la mano por el lomo al nuevo ZP.
Es cierto que hay que reducir en otros sitios, pero no en lugar de lo anunciado hoy sino además... y aún así la cosa se queda corta. Y no es bueno regañar a un niño que empieza a andar cuando da su primer paso solo porque no lo hace perfectamente, al contrario: hay que felicitarle.

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